NERVIS NAVA – EL CANDIL – AÑO IV – N° 194.-
Desde que el mundo es mundo, las emociones tienen una función adaptativa de nuestro organismo a todo aquello que nos rodea.
Se puede decir que es un estado que sobreviene súbita y bruscamente en forma de crisis más o menos violentas o más o menos pasajeras.
En el ser humano la experiencia de una emoción generalmente involucra un conjunto de conocimientos, actitudes y creencias sobre el mundo, que utilizamos para valorar una situación concreta y, por tanto, influyen en el modo en el que se percibe una situación.
Durante mucho tiempo las emociones han estado consideradas poco importantes y siempre se ha dado más relevancia a la parte racional del ser humano.
Sin embargo, las emociones, al ser estados afectivos, indican estados internos personales, motivaciones, deseos, necesidades e incluso objetivos, siendo difícil de todas formas conocer a partir de las emociones, cuál será la conducta futura de un individuo, aunque nos puede ayudar a intuirla.
Cada ser humano experimenta las emociones de forma particular, dependiendo de sus experiencias anteriores, aprendizajes, carácter y de situaciones en concreto; ya que algunas reacciones fisiológicas y comportamientos que desencadenan las emociones son innatas, mientras que otras pueden ser adquiridas.
En estudios realizados por Charles Darwin, observó como los animales tenían un extenso repertorio de emociones, lo que les permitía expresar las emociones constituyéndose en una función social, colaborando en la supervivencia de la especie; y aunque todos hemos sentido ansiedad o nerviosismo, no siempre somos conscientes de que un mal manejo emocional puede generar un bloqueo o incluso una enfermedad.
«Cuando sientas el dolor ajeno como propio; cuando sientas la pena ajena como tuya; cuando sientas en tu corazón la alegría de otro, entonces sabrás por quién doblan las campanas, comprenderás que las Campana doblan por ti”
Nervis Nava
A través de estudios realizados por Paul Ekman, psicólogo estadounidense, y pionero en el estudio de las emociones, estableció seis emociones universales, comunes a todos los seres humano, sin importar género, origen étnico, ubicación geográfica, cultura, idioma, etc, las cuales tienen un carácter marcadamente biológico y hereditario, siendo estas: miedo, sorpresa, alegría, enfado, tristeza y asco; señalando así mismo que dichas emociones son el producto de un proceso evolutivo, una respuesta a retos ecológicos a los cuales se enfrentaron nuestros ancestros, por lo tanto es algo incrustado profundamente en nuestros circuitos neurológicos.
Es por lo que se puede inferir que no existen emociones “buenas o malas”, ya que todas son necesarias para la supervivencia del ser humano., y donde cada emoción activa un circuito neuronal específico de forma innata, automática y rápida. En este sentido se puede decir que cada emoción tiene diferentes funciones:
Miedo: nos inclina hacia la protección; porque produce respuestas adaptivas y soluciones a un problema de supervivencia.
Sorpresa: ayuda a orientarnos frente a una nueva situación.
Alegría: nos impulsa a reproducir aquel suceso que nos hace sentir bien.
Enfado o enojo: nos ayuda a poner límites frente algo que consideramos incorrecto o injusto.
Tristeza: nos motiva hacia una nueva reintegración personal, a cerrar ciclos de personas, etapas o sucesos que atravesamos.
Asco: nos produce rechazo hacia aquello que tenemos delante.
“No somos responsables de nuestras emociones, pero si de lo que hacemos con ellas”
Jorge Bucay
Una emoción es un estado afectivo que experimentamos, una reacción subjetiva al ambiente que viene acompañada de cambios orgánicos (fisiológicos y endocrinos) de origen innato influido por la experiencia. El ser humano es un ser emocional dominado por sus sentimientos y emociones, más que por la razón. Al aprender a manejar estas emociones, se puede lograr que un individuo asocie las mismas con el agrado y la satisfacción.
Existe una teoría psicológica en la cual se señala que las emociones básicas funcionan como materia prima para construir emociones más complejas, mientras que otras teorías dicen que, en lugar de ello, las emociones más complejas son amalgamas de emociones básicas y cogniciones.
En el campo de la Literatura, existe un gran número de obras que han sido escritas donde destacan los estados emocionales no solo de sus personajes, sino de sus autores; y se puede hacer mención a una novela titulada “Por quién doblan las campanas” (1940) la novela más aclamada de Ernest Hemingway (Premio Nobel de Literatura en 1954); pero quien a su vez obtuvo el título de un poema titulado “Las campanas doblan por ti” escrito por un poeta metafísico inglés John Donne.
Esa novela aunque narrada en tercera persona, tiene una narrativa de pensamientos, emociones y reflexiones de un hombre, que lo acompañan a lo largo de la novela y es la forma a través de la cual el autor nos lleva a conocer el resto de los personajes; igualmente el poema es una composición con un estilo narrativo realista y sensual, dominado y marcado por una secuencia de emociones; vívidas del escritor de la novela, lo cual no deja de ser una metáfora de un ser inexorablemente emocional y colectivo constituido por las emociones que conforman a todos los hombres; y quien en “Por quién doblan las campanas” maneja esa expresión popular como recordatorio a la costumbre de sonar las campanas de la iglesia cuando alguien muere; todo un corolario de emociones.
Se puede definir de forma filosófica el concepto de emoción, y el cual tiene dos acepciones: primero una alteración del ánimo intensa y pasajera, agradable o penosa, acompañada de una cierta conmoción somática y segundo, un interés generalmente expectante, con participación en algo que está ocurriendo. Definiciones simples y válidas para dar una explicación de todo el sentimiento que genera una emoción.
En el complejo mundo de las emociones, se tiene claro que una emoción es un proceso que se activa en cada organismo cuando se detecta algún peligro, amenaza o desequilibrio con el fin de poner en marcha los recursos a su alcance para controlar una situación, aunque de forma defensiva porque las emociones nos permiten una adaptación para mejorar nuestra existencia dentro de una sociedad que está compuesta por otras personas que al igual que nosotros, igualmente busca adaptabilidad de sentimientos, necesidades y emociones; así que en una próxima oportunidad que escuches el tañir de una campanas, sabe que “Las Campanas doblan por ti”, porque emocionalmente estamos unidos.
¡ HASTA UNA NUEVA OPORTUNIDAD..!
“El corazón tiene razones que la razón desconoce”
Jacques Benigne Bossuel