Post guerra nuevamente. ¿cual?

EL CANDIL – AÑO III – N° 134.

Hace unos días y escuchando las noticias, he tratado de imaginarme el impacto de la guerra y establecer un parangón con la situación que vivimos desde hace casi dos años en el mundo. A partir de allí es grande la tentación de tratar de imaginarme el futuro que nos espera, después de esta “guerra” que tiene el mundo de rodillas, el COVID.

Seguro que Ud. ya ha oído alguna frase que indique lo inesperado e impactante que ha sido su aparición y transmisión. Casi se puede asegurar que no hay ámbito que no haya sido afectado. Un ejemplo es el relacionado con la construcción y diseño arquitectónico. No es simplemente la reacción que se observa a primera vista en cuanto a la demanda de viviendas en lugares cercanos, pero fuera de las ciudades. La tendencia que se venía presentando de aumentar el trabajo desde casa, se aceleró súbita y aparentemente sin muchas posibilidades de retorno, con todo lo que ello implica en cuanto a los cambios que tuvieron que adoptar las empresas en forma acelerada: Sistemas de comunicación, planes de remuneración, organización, logística, horarios de trabajo, mecanismos de cobro y pagos, etc. Hasta allí era previsible ese impacto, aparentemente temporal, con los primeros síntomas de la pandemia.

Otra cosa, no tan a primera vista, fueron los cambios que tuvieron que adoptar las personas que empezaron con la modalidad de trabajo desde casa. Sus horarios y forma de interrelación con su familia también cambiaron. La expresión “estar en casa” cambió sustancialmente y la presencia física ya no significa más “disponibilidad”. Hasta esto pudiera arroparse también bajo la “capacidad de adaptación” de las personas, aunque con su cuota alta en salud emocional.  

Donde probablemente la situación no es tan clara, es cuando se mira la utilización de espacios tanto en las viviendas como en las oficinas. Un pequeño ejemplo para ilustrar puede ser el relacionado con los sets de transmisión de los periodistas.  Se entiende fácilmente que deben tener ciertas características, que por ahora deben ser improvisadas, en las viviendas. Pero no es exclusivo. Que tal los médicos? Los profesores? Los ejecutivos? Los “centralistas”? En muchos casos se requiere la facilidad de reuniones virtuales, para tratar diversos temas, algunas veces confidenciales o por lo menos privados. No solo desde el punto de vista sistemas, también del punto de vista de “privacidad”, iluminación, aislamiento sonoro, acceso a las redes, espacio y accesibilidad para los equipos.

En cuanto a lo relacionado con el suministro de bienes y servicios. Cada vez más nuestras vidas van a estar regidas por fenómenos no perceptibles o familiares en el sentido tradicional, sin ser “sobrenaturales”: Conexiones inalámbricas, almacenamiento en la nube, sonidos “no audibles”, documentos electrónicos no manipulables, identificación y firma digital, dinero virtual, hologramas, reuniones “virtuales”, hasta conciertos virtuales con orquestas conformadas por músicos tocando cada uno desde su casa, ciudad o país diferente.  En cada uno de estos casos, el suministro de los servicios tiene que estar enmarcado en la confiabilidad de la operación, la confianza en el proveedor ante el desconocimiento del cliente, la importancia de la medición y comprobación de resultados, la seguridad y el adiestramiento permanente tanto de especialistas como de clientes. El conocimiento cada vez cobra más importancia y no necesariamente asociado a los “años de experiencia”. Quien no aprenda cosas nuevas, no puede participar en la carrera que se está presentando y tomar las oportunidades no tradicionales, que están surgiendo.    

La infraestructura y construcción no solo se ha visto impactada a nivel de requerimientos empresariales. Se imagina Ud. comprando vivienda hoy? Se imagina la importancia que cobra un estudio en casa para sus posibilidades en el mercado laboral?  Nos extrañaría que nos preguntaran en la entrevista de trabajo si tenemos un estudio en casa y la solicitud de visita de evaluación de este?  La reacción ante la demanda se hará esperar? Que piensan los arquitectos e ingenieros que en este momento están diseñando viviendas? Tamaños, capacidad eléctrica, hidráulica, orientación, ventilación, iluminación, areas comunes para recibir, espacios para almacenamiento tanto de alimentos como de elementos de trabajo. Los metros cuadrados requeridos por habitante cambian? Los costos? Los precios? Los avalúos y prestamos? Los seguros?  El costo de servicios? Cambiará la clasificación de estratos?

¿Si hablamos de las relaciones interpersonales, Ud. se imagina quienes pudieran ser nuevos visitantes a su vivienda? Ingenieros electrónicos, electricistas, especialistas en sistemas, ¿especialistas en ergonomía? Y si hablamos de sus relaciones, probablemente no serían extrañas las visitas de especialistas del comportamiento y salud animal, para cuidar esos miembros importantes de la familia y hasta psicólogos para cuidar y reforzar su salud mental por la “exposición 24 horas a su familia”.

Lo anterior pareciera que debe impactar el desarrollo de conjuntos residenciales, su ubicación, las características de las viviendas, zonas comunes. También las zonas tradicionalmente dedicadas a comercio, oficinas e industrias y como tal, la infraestructura para distribución y entrega de bienes, y porque no, los tamaños y distribución de los centros de negocios.

El fin de la segunda guerra mundial disparó en EEUU especialmente, el desarrollo de suburbios, clubes, centros comerciales, empresas, asociados al crecimiento económico y capacidad de gasto de la sociedad recién salida de la guerra y con deseos de progreso.  

Si sumamos solo estos aspectos asociados al “Trabajo en Casa” y continuamos con su exploración, podremos empezar a imaginarnos la actitud de los trabajadores envueltos en esta experiencia. Tradicionalmente en nuestra sociedad, la clase media, que normalmente es la locomotora de la economía, siempre tiene en mente la posibilidad de emprender algo. “Trabajar por su cuenta”. De hecho, en esta época se ha puesto de moda la palabra “reinventarse”, con muchos ejemplos.  ¿Podremos pensar que la vena de “emprendedores” potenciales en muchos de los hoy “exempleados”, saldrá a relucir, especialmente considerando las ventajas de la tecnología y desarrollo de infraestructura que permiten el trabajo y creación de empresas en las viviendas? ¿Será aventurado pensar que buena parte de la población joven y nuevos profesionales, estarán tentados desde etapa temprana al desarrollo de emprendimientos y no a al deseo de “emplearse” en el sentido tradicional que hasta ahora conocemos? ¿Si hacemos una encuesta objetiva, con qué porcentaje nos encontraremos de jóvenes que desean oportunidades de trabajo y no oportunidades de empleo? Cuantos estarán marchando para obtener más “primas”, aumento de su sueldo mínimo, bono para su transporte o regalos de navidad para sus niños? Cuantos, conductores de taxi, de camión, domiciliario, odontólogo, modista, cobrador, abogado querrán ser empleados? ¿Y cuantos tener su camión, su taxi, su consultorio, oficina o taller? Cuantos querrán que se les ofrezca más posibilidades de financiamiento, menos permisería, más libertad de precios, y mercado?  

Hasta el momento nuestras sociedades han sido legislativamente promotoras del empleo no asociado a la productividad y a merced de “lideres” sindicales, producto de una concepción de minusvalía de los trabajadores. Habrá llegado en nuestras sociedades, el momento de moverse al trabajo formal pero asociado a la productividad e independencia del trabajador? Suena paradójico, pero en la actualidad con la pandemia ha resultado aparentemente mayor el impacto sufrido por los trabadores informales. Sin embargo “informales e independientes” no significan necesariamente lo mismo. De hecho, la mejor capacidad de recuperación se ha puesto de manifiesto en aquellos trabajadores que han encontrado en la pandemia la oportunidad de emprender trabajos independientes, no necesariamente asociados a empresas que les brinden una seguridad aparente, que no es tal si la empresa no tiene el músculo y la capacidad de colocar su producto en el mercado. Los independientes probablemente por su experiencia como emprendedores, han concretado mejor su capacidad de adaptación.          

Cuantos líderes estarán a la altura de entender a todos esos jóvenes con aspiraciones y no tratar de manejarlos como potenciales solicitantes de empleo en la burocracia publica, donde no pueden generar ingresos de acuerdo con sus esfuerzos y capacidades, sino por decreto, y a nivel del más improductivo?

Las proyecciones de crecimiento ya se empiezan a manifestar en los indicadores y en la demanda insatisfecha acumulada por el impacto de la pandemia, no solo a nivel nacional sino mundial. Las proyecciones de crecimiento para Latinoamérica están en 6.3 % con algún pais en el tope con 11% y otro en el foso con -5%.  Esta reactivación probablemente presentará mejores oportunidades para aquellos deseosos de aprender, de trabajar con disciplina y compromiso y sin temor a ser medidos, comparados y compensados por sus clientes, no por su empleador. En esa carrera por las oportunidades probablemente no tengan la misma suerte aquellos que esperan que “alguien” los eduque, los enseñe, les administre sus ahorros, les asegure y les dé regalos, mientras siguen “lideres” que les prometen que todo eso es posible sin mucho esfuerzo, solo con darles su voto.        

Será que 70 años después, cuando ya va de salida la generación de “Baby Boomers”, estamos en nuestros pueblos, finalmente a las puertas de una nueva Revolución Económica, tipo postguerra pero en este caso de la mano del invisible enemigo COVID, con su proceso traumático?

Como en el pasado, los pueblos con los lideres que seleccionen, serán los responsables de convertir las oportunidades en logros. La creciente demanda de bienes y servicios está allí. La posibilidad de trabajar en forma comprometida para superar las dificultades y convertir esa oportunidad en una nueva postguerra de prosperidad, depende de la voluntad y compromiso del pueblo de comportarse como propietario del país, activo y con deberes, y no como “inquilino» pasivo, solo con derechos.

Las generaciones que eligen líderes que solo les hablan de derechos que “llueven del cielo como maná”, dan paso a “GENERACIONES QUE SE DECLARAN ENGAÑADAS”. Las generaciones que eligen líderes que les hablan de sus obligaciones para alcanzar sus derechos, dan paso a “GENERACIONES DUEÑAS DE SU DESTINO”.

¿Después de las próximas elecciones en nuestro continente que les esperará a nuestros descendientes? ¿Crecer 11% como dueñas de su destino, o retroceder hasta -5% como engañadas? 

BOGOTÁ – COLOMBIA

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