Por Eugenio Montoro

Dice la tradición cristiana, que luego de que Jesús ascendió al cielo y dejósolos a sus Apóstoles, estos acordaron los sitios donde llevar el Evangelio.

A Simón Pedro, le tocó Roma, pero como Nerón exigía que le adoraran como undios y los cristianos se negaban, pasaron a ser perseguidos a muerte.

Parece que Pedro se cansó de esa vida de peligros y de andar escondido,así que un día cogió su “cachachá” y se marchó de Roma caminando por la vía Apia.

Cuentan que, en sentido contrario, se encontró con una visión de Jesús con cruz y todo. Atemorizado, le preguntó “Quo Vadis Domine” (a dónde vas señor), a lo que Jesús le contestó (severo) voy a Roma a ver si me crucifican otra vez.

Por supuesto, Pedro cayó en hinojos y entendió el mensaje con claridad. La visión desapareció y Pedro, lleno de renovado ánimo, volvió a Roma a seguir la desigual pelea y su misión.

Traemos a recuerdo esta historia para hacerle similar pregunta a la Alta Comisionada para los Derechos Humanos de la ONU, Michelle Bachelet, quien ha anunciado estará de visita en Venezuela por estos días. “A qué viene Bachelet a la tierra de Gracia??”. La mayoría contestará que viene a revisar las múltiples denuncias que ha recibido sobre violación de derechos humanos.

Pero en estos tiempos de internet no hay que moverse mucho para obtener toda la información que se requiera, no solo de los denunciantes, que pudieran ser parciales, también es muy fácil obtener fotos, videos, decenas de testimoniales, archivos, páginas de prensa y un gran etc.

A modo de ejemplo, el Secretario General de la OEA, Luis Almagro, tiene miles de documentos en su poder sin poner un pie en Venezuela. Así que vuelve la pregunta, ¿para qué la visita de Bachelet?

¿Tiene acaso alguna duda de los millones que se han marchado porque no pueden vivir en el País?. Nosotros decimos que son cuatro millones, pero si prefiere se lo dejamos en tres. ¿Tiene alguna duda sobre nuestras denuncias sobre el colapso de los hospitales? Solo díganos a cuál quiere que le tomemos un video y lo hacemos y además le enviamos las declaraciones de las enfermeras sobre los bebés muertos a diario. Solo diga usted que necesita.

Tendrá duda la expresidenta chilena de que tenemos centenares de presos políticos con juicios en retraso de años. ¿Quiere una lista actualizada con fotos?

Cree la Alta Comisionada que el cuento de personas comiendo de la basura son exageraciones. Hay videos, fotos, testimonios a montón. ¿Habrá algún misterio en los asesinatos de cientos de jóvenes que cometieron el “horrendo” crimen de protestar en las calles? ¿Quiere sus fotos? ¿Quiere los testimonios de las madres? Se los enviamos con solo nos los pida.

¿Qué cosa puede obtener Bachelet en una visita oficial que no puede obtener con una simple llamada de teléfono? Hasta una solicitud por WhatsApp para visitar la tumba o el helicoide desde su confortable oficina en Nueva York sería suficiente para obtener la negativa como respuesta. ¿O acaso alguien cree que Bachelet podrá visitar algo por su cuenta?

Aparte de la cobertura periodística de la visita dando la impresión de que servirá para algo, lo cierto es que Bachelet no obtendrá ninguna información adicional a la que ya tiene. Cierto que antes de las internet estas visitas tal vez eran distintas y ha quedado la costumbre, pero hoy son más un turismo de lujo que otra cosa.

«Si Bachelet quisiera, hace rato habría condenado a los rojos por violación de derechos humanos en una intensidad pocas veces vista y ya habría recomendado una intervención militar mundial».

Eugenio Montoro

Así que, con bastante seguridad, el informe final de su visita dejará igual de contentos a los del régimen y a los opositores, pasando una página más en el laberinto de un organismo que contempla indiferente la muerte de un País, pero que hace las visitas de rigor para que laven la cara del organismo.

Mejor no perdamos más el tiempo en esto y sigamos trabajando por salir de los malandros. Las cosas se van a componer pronto y Guaidó sigue siendo, por mucho, nuestra mejor opción.

Maracaibo, Estado Zulia, Venezuela

22 de junio de 2019