ROBERTO RACHEWSKY – EL CANDIL – AÑO IV – N° 190.-
El individualismo se trata de que otros puedan decidir sobre sus vidas, explorar sus propios talentos, elegir y cumplir sus propósitos, sin molestar ni ser molestado por nadie.
El individualismo es poder relacionarse con los demás para obtener conocimientos y bienes de forma mutuamente libre, espontánea, voluntaria, por elección y no por deber.
El individualismo es obtener lo que se desea a través de procesos desencadenados por consenso en la búsqueda del beneficio mutuo, sin el uso de la coerción, la fuerza o el fraude.
El individualismo es la doctrina que transforma el amor propio, la autoestima, el interés propio, el egoísmo en palancas para que los individuos muevan el mundo hacia la civilización, la prosperidad y la paz.
El punto de apoyo de esta palanca es uno solo, el uso de la razón a través del cual la persuasión reemplaza a la intimidación, la comprensión y la confianza reemplazan al conflicto de intereses y el acuerdo por el interés mutuo elimina el miedo y la fuerza bruta de las relaciones sociales.
El individualismo es el ser humano viviendo como un fin en sí mismo, que sólo puede ser satisfecho mediante el reconocimiento mutuo de que todos, cada uno, tiene derechos individuales: la vida, la libertad y la propiedad, sin los cuales es imposible la búsqueda de la felicidad por el mérito.
El individualismo llevado a la política es la ética de la convivencia pacífica sólo posible rezar donde existe el capitalismo, el sistema basado en los derechos individuales tutelados por el Estado, cuyo papel sólo puede ser ese, de lo contrario estará violando las razones de su propia existencia.
NOTA DEL EDITOR: Artículo publicado en la página del «Instituto Liberal de Brasil», cuyos administradores nos han autorizado a compartirlo en «El Candil».
