NERVIS NAVA – EL CANDIL – AÑO IV – N° 170.
“No sabemos lo que queremos y, aun así, somos responsables de lo que somos. Eso es un hecho”
Jean Paul Sartre
Hermosa canción que evoca los sueños de un Amor donde se deja a la imaginación cierta ausencia de “Autonomía Emocional” de quien anhela como se dice, perderse en el tiempo y en el espacio; y a pesar de ser la letra de una canción podemos tomarla como alegoría sobre la vida misma; siendo que más allá de la letra, sabemos que la “Autonomía Emocional” , no se trata de “si nos dejan o no”, sino que viene a ser la capacidad de una persona para no verse afectada por los estímulos del entorno; teniendo la sensibilidad, vulnerabilidad, autoestima, percepción de autoeficacia, automotivación y responsabilidad suficientes para asumir los retos que se le presentan.
¿Cuán autónomos somos emocionalmente?
Actualmente se publica con mucha frecuencia sobre el control de las emociones y la dependencia emocional, por ser una tendencia dentro de los seres humanos generada en gran medida por los roles impuestos mediáticamente por la sociedad y agregados a la historia de vida de cada persona. Sin embargo, la “autonomía emocional” es un tema menos estudiado y del que se encuentran pocas referencias, y aún cuando se hace más énfasis al tema en la etapa de la adolescencia, por ser este período cuando se comienza a adquirir independencia respecto a sus progenitores y amistades, tiene igual relevancia a cualquier edad, por cuanto las emociones siempre están a flor de piel.
“No dependas de nadie en este mundo, porque hasta tu sombra te abandona en la oscuridad.
Walter Riso
Se define “autonomía” como la posibilidad de actuar y pensar sin dependencia de otros y de ir por la vida siguiendo tus propias reglas, por lo que se entiende que etimológicamente “autonomía” tiene su origen en el griego “autos” –por sí misma- y “nomos” – regla-; tenemos entonces que la autonomía es la capacidad que se tiene para pensar, sentir y tomar decisiones por sí mismo, asumiendo responsabilidad y consecuencias por la toma de decisiones de quién se es, cómo se es y todo aquello que se hace.
Todo ello no significa que aun sabiendo lo que representa ser nuestra propia autoridad para tener claridad y definir lo que se quiere, cómo se quiere y cuánto se quiere, no vamos a cerrarnos a escuchar sugerencias externas que alimenten nuestra decisión para realizar o llevar a cabo un acto en nuestra vida, ya que un apoyo puede llevarnos a un resultado más exitoso; siendo que si vivimos de acuerdo a una teoría personal de las emociones, se demuestra autoeficiencia emocional y ello refuerza la fortaleza de los propios valores morales de cada cual, y tener un apoyo es importante, pero no definitivo.
El tener “autonomía emocional” nos permite ser nuestro guía, no aceptando que sea otra persona quien decida qué estado de ánimo debe privar en nuestras actitudes, especialmente al tratarse de emociones negativas o destructivas, sino que al mantener un control emocional, se puede enfrentar provocaciones o disgustos, siendo finalmente nosotros quienes decidimos la emoción que queremos experimentar y cómo elegimos estar; y es esta posibilidad de tomar esas decisiones emocionales, lo que se denomina “autoeficacia emocional” directamente relacionada con los valores morales, que nos guían y a través de los cuales se toman decisiones en la vida.
Es de gran importancia conocer este tema, para no confundir “independencia” con “autonomía”, ya que puede haber quien sea independiente económicamente –por ejemplo- y sin embargo, no tiene “autonomía emocional” lo que los hace dependientes en sus relaciones con los padres, la pareja o los hijos.
“No puedes depender de nadie para ser feliz; ninguna relación te dará la paz que tú no hayas formado en tu interior”
W. Risso
Dentro del camino de crecimiento los seres humanos aprendemos a desarrollar una “autonomía emocional” la cual se puede transmitir a los niños, mediante la aplicación de recursos prácticos como, por ejemplo, confiar en ellos, expresarles siempre amor y aceptación, poner nombre a las emociones, acompañarlos en los momentos de desbordamiento, pedir y escuchar sus opiniones, para que de esta forma se sientan valorados y competentes.
Debemos, a través a disfrutar de nuestra soledad – así como también en compañía – evitar que nuestro bienestar emocional dependa de otras personas, ya que el único amor que se podemos imponer es el amor propio; por lo que es necesario aprender a mantener cortas nuestras inseguridades, no permitiendo que nos esclavicen, siendo de esta manera dueños de nosotros mismos y dirigiendo emocionalmente nuestras vidas.
El Amor y la dependencia están contraindicados, porque si coexisten se destruyen, y si esto ocurre, la relación –aunque permanezca-, el amor se pierde y se entrega a la dependencia.
“Amarse a sí mismo, es el comienzo de una aventura que dura toda la vida”
Oscar Wilde
Y siendo como es, que no somos responsables de hacer o no felices a los demás, que la elección depende de uno mismo, entonces es decisión propia elegir si se es una persona feliz y optimista o triste y negativa; porque “ser feliz es una decisión” que se toma con base en la “autonomía emocional”, no a que !“Si nos dejan”…! HASTA UNA NUEVA OPORTUNIDAD!
Excelente todo lo reflejado en ésta columna El Candil, y apropiado para los ciudadanos que vivimos bajo un yugo impuesto por la bota de la ignorancia y querer que el pueblo no siga el conocimiento o la catedra que lo conduzca a su propia libertad de acción y pensamiento.
Gracias