Siete años sin Chávez pero con Maduro

Por Rafael Gallegos

El dictador Fidel Castro contemplaba el humo de su costoso tabaco inaccesible para el hombre nuevo cubano, y recordaba como en 1959 el antipático Rómulo Betancourt le había dicho con su estridente voz “en Venezuela no tenemos real”, como respuesta a su proposición de “echarle una vaina a los gringos” con el petróleo venezolano.

Luego de su visita a Venezuela el joven líder cubano tuvo que irse para Estados Unidos a solicitar unos cien millones de dólares  para lo que él consideraba el desarrollo de Cuba. Los gringos se negaron y Fidel fue a buscar “ayuda” con los  soviéticos, que ni cortos ni perezosos lo recibieron con una sonrisa. Claro, visualizaron  la increíble oportunidad de posesionarse de una isla a pocos kilómetros de su enemigo en la guerra fría.

Los soviéticos  intercambiaban petróleo por azúcar con la incipiente revolución. Cuba todavía era un país azucarero. Luego la revolución quebró a la industria azucarera,   igualito a como la “revolución” venezolana acabó con Pdvsa. La misma cosa. Dicen que los rusos desembolsaban más de tres mil millones de dólares anuales en ayudas.  

En 1960 Eisenhower trató de finiquitar la revolución cubana y organizó una invasión a la isla, que heredó el presidente John Kennedy. A éste no le gustaba mucho la idea de la invasión y la convirtió en una media tinta que devino en  fracaso. Cuando en abril de 1961 invadieron Bahía de Cochinos, un dateado Fidel Castro los estaba esperando… y los derrotó.

Luego los rusos, nuevos propietarios de la isla, montaron unos cohetes en Cuba que apuntaban a los Estados Unidos. Fueron descubiertos por los pilotos norteamericanos y Kennedy organizó el bloqueo naval.  Una noche de octubre de 1962 el mundo esperaba el encuentro de los buques soviéticos con los norteamericanos, el inicio de la tercera guerra mundial y el acabose.

No se dio la guerra atómica , no estuviéramos echando el cuento. Los soviéticos  negociaron el desmantelamiento de los cohetes con la promesa que Estados Unidos jamás intentaría  derrocar al régimen cubano.

Fidel Castro y que estaba furioso porque no se produjo la guerra, al igual que los comunistas de América Latina. En las manifestaciones de los estudiantes venezolanos, estos  gritaban: “Nikita mariquita”.

Cuba se convirtió en una factoría soviética. Cuando la terrible invasión a Checoslovaquia de 1968, que puso en evidencia lo macabro del socialismo real y alejó a los comunistas europeos y latinoamericanos de los rusos, Fidel Castro en un acto de sumisión intelectual, salió en defensa de esa masacre.

En la URSS continuó la dictadura hasta que… llegó Gorbachov con su perestroika y glasnost, y luego la caída del Muro de Berlín. Entonces se le acabó la beca a Castro y vino el rudo período especial. Más  hambre y privaciones que de costumbre para el  pueblo cubano.

EL 4F, UNA OPORTUNIDAD

El 4F una asonada militar trató de derrocar la democracia venezolana. El gobierno de Carlos Andrés Pérez sobrevivió pero quedó con un plomo en el ala. El líder, Hugo Chávez. Un militar carismático que cuando dijo por televisión “por ahora” se convirtió en ídolo de multitudes.

–      Qué diferencia entre Betancourt y Hugo – recordaba Castro jugando con el humo de su tabaco cuando comparaba la antipatía de Rómulo con la adoración de Chávez –  que me puso en bandeja de plata todos los recursos de Venezuela para sostener a la revolución cubana.

–      Gracias Dios mío por haberme enviado a ese muchacho. Yo no creo en Ti pero gracias Dios mío – rezó el ateo Castro. Y aquí entre nos, cuando aparezca otro muchachote como ese, con liderazgo y real, no se te olvide enviármelo – finalizó el líder su soliloquio con Dios.

Y el comandante Castro, todo un estratega del totalitarismo – especie de Lex Luthor de la política- se dedicó a pulir el ego de su alumno una vez que éste fue electo Presidente de Venezuela. 

–      Tú eres un conductor de pueblos – le dijo en una ocasión cuando era copiloto en un rústico que Chávez manejaba con cierta dificultad.

–      Algún día harán colas para visitar esta casa y habrá una autopista de seis canales para llegar  – le dijo en otra ocasión cuando recorrieron la casa natal de Chávez en Sabaneta.

Dicen que al regreso en el vehículo que ocupaban José Vicente Rangel, Luis Miquilena, Fidel y Chávez, éste –siempre tan locuaz – no dijo ni una palabra por buena parte del camino. Fidel le había noqueado el ego.

El comandante cubano  había dado una increíble muestra de olfato político cuando recibió al recién ex presidiario Chávez con honores de Jefe de Estado en La Habana.

EL MODELO HABANERO

Chávez y sus colaboradores se convirtieron en alumnos de Castro y comenzaron a aplicar un plan made in La Habana. Ya hablaban con el mayor desparpajo y seguramente ante el asombro del sufrido pueblo cubano, del  “Mar de la Felicidad”.

En Venezuela lograron que en las elecciones para la Asamblea Constituyente el 43% de los votantes por la oposición apenas estuvieran representados por el 3% de los diputados.

Luego ganaron el referendo del 2004 e – insólito- no había manera de recontar los votos.

Hoy los “revolucionarios” se jactan de haber ganado veinte elecciones, aunque no aclaran que con árbitro rojo, candidatos y partidos inhabilitados y en medio de un grosero ventajismo.

Previamente expulsaron de manera ilegal a 23.000 trabajadores de Pdvsa – hoy dignamente agrupados en Gente del Petróleo –  y comenzó la barrena que coloca hoy a la otrora segunda empresa petrolera del mundo como una de las peores, si no la peor.

Además expropiaron, invadieron y confiscaron empresas y haciendas. Dejaron a la deriva al  Metro, la electricidad, el agua y todos los servicios. El país se fue desvalijando. El boom petrolero de muchos años a más de cien dólares el barril había retrasado la debacle.

Cuando Chávez, hubo buenos indicadores económicos y sociales. Producto del largo boom que permitió importar hasta 45.000 millones de dólares al año mientras se destruía el parque industrial y agrícola.  Hasta se le regaló dólares a la población para que viajara cuando el país comenzaba a caerse a pedacitos.  Una increíble ilusión de armonía.

Chávez estaba aplicando el modelo cubano de destrucción estratégica. Como el  lobo feroz: para comerte mejor. Destruye y reinarás forever.

Cuando bajaron los precios del petróleo no había  manera de reaccionar porque la economía ya estaba desvalijada. La electricidad, el agua, el gas y la gasolina… escasos. La producción del campo y la industrial… a 25 %. Las refinerías colapsadas y Pdvsa idem (sin echarle la culpa a las sanciones que llegaron cuando Pdvsa estaba destruida).

El legado de la “revolución” es este país desnutrido, sin efectivo, dolarizado, con sueldos de hambre y desesperanzado.

El legado es esta Venezuela diurna de gente flaca, carros casi antiguos, ropa vieja,  mala alimentación, jóvenes en el extranjero, familias rotas, sueldos de hambre, sin periódicos ni revistas, de hegemonía comunicacional.

Una Venezuela donde es un lujo comerse un perro caliente. Donde un litro de chicha cuesta – aunque usted no lo crea- 1,5 sueldos mínimos. Donde el sueldo mínimo es menor que el de Haití. Otra “revolución” como esta y nos quedamos sin país.

El modelo de Fidel Castro  fue aplicado a Venezuela por Hugo Chávez y continuado por Maduro. No se trata de que Chávez era bueno y Maduro malo. Son feos los dos, como diría la canción de Billo.

Por eso son siete años sin Chávez pero con Maduro. Siete años que huelen al humo del tabaco de Fidel.  El mismo modelo que si no nos ponemos las pilas nos conducirá  al ex país.

NOTA: Publicación realizada con autorización del autor. Tomado del Blog «Petróleo sin reservas» de Rafael Gallegos.

Caracas-Venezuela

Domingo, 15 de marzo de 2020

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