NERVIS NAVA – EL CANDIL – AÑO IV – N° 169.
“La lástima es la sensación más agradable entre los que tienen poco orgullo, y ninguna perspectiva de grandes conquistas”
Friederich Nietzsche
En ocasiones se lee que la emoción más invalidante es sentir lástima por uno mismo, por cuanto es una emoción que nos acerca demasiado a la tristeza, y al igual que el miedo, tiene tendencia a generar depresión y a incapacitar a la persona para razonar, lo que puede inducirla a una parálisis física y emocional. Ahora bien, ¿qué puede provocar ese sentimiento opuesto a la compasión y qué finalidad cumple en el ser humano? Si consideramos, que ambas emociones reflejan la parte más sensible, empática y humana de cada uno de nosotros, permitiéndonos conectar con las realidades ajenas, sentirlas, hacerlas propias e incluso sufrirlas?
Dentro de la lástima parecieran estar implícitas otras emociones como, por ejemplo, la compasión, pero no es así, se tiene que entre lo concerniente a la lástima ésta nace en el ego, mientras que la compasión nace en el alma, no obstante, en el corazón de quien experimenta la lástima habita también la comprensión, y quien atiende al que sufre lo hace desde el conocimiento y la sensibilidad; quizás por ello en ocasiones la lástima nos puede resultar ambigua.
Así se tiene que la lástima se convierte en algo negativo, cuando la persona se instala en ella, y la utiliza como mecanismo para manipular el entorno, y tratar por medio de ella, lograr algún objetivo que de otra forma es incapaz de alcanzar. Asumir una conducta de “inspiración de lástima” es un desafío, por cuanto habrá quien dé el paso y ayude, pero también quien solo sienta la lástima, pero hasta allí, no hace nada por cuanto la lástima por sí sola, no logra convencer; ya que victimizarse como una herramienta para manipular a los demás, solo es una pérdida de energía y el peor hábito que se pueda mantener.
“Lástima, es siempre el mismo sentimiento, no importa si lo sientes por un animal o por un hombre”
León Tolstoy
¿Por qué hay quien siente lástima y no hace nada? Al ser la “lástima” una emoción cuyo origen radica en el ego, primeramente lo que genera es inactividad, y en ocasiones solo se es capaz de atender a ella desde una posición de superioridad, desde un escalón más alto desde el que muchas veces es difícil descender, ¿y a qué se debe? La clave se encuentra en la distancia psicológica, es decir, hace falta un vínculo emocional o un interés particular para dar el paso que haga efectiva la ayuda porque en la lástima se integra la idea de que uno no está obligado a hacer algo por otro si no lo desea o no lo ve necesario; así, puedo sentir lástima por un familiar y actuar, mientras que puedo sentir lástima por un desconocido y seguir como si nada.
Nunca será redundante hacer énfasis en la importancia del control emocional, que ello debe ser una tarea con el objetivo de convertirnos en personas coherentes, aprender a manejar las emociones para convertirnos en seres flexibles, coherentes y adaptables, adquiriendo grandeza de corazón, escapando de la pobreza mental manipulada por el ego, y cultivando, comprendiendo que al decidir controlar nuestras emociones, nos convierte en seres iguales en dignidad, sin necesidad de requerir a emociones como la lástima para alcanzar metas; y aun cuando ciertas formas de manipulación podrían considerarse altruistas, nunca la lástima puede ser una de ellas; podríamos expresar por ejemplo….”pobrecito el diablo que perdió la gracia de Dios”, es una lástima que no conduce a ninguna acción.
A ninguna persona le gusta que sientan lástima por ella, con la excepción de aquélla que quiere inspirar lástima, ante la certeza que a través de ella puede obtener algún beneficio; tal el caso por ejemplo de quien puede optar por vestir mal, con la intención de generar “lastimita” y recibir alguna ayuda económica; ayuda que ciertamente será destinada a otro objetivo, menos a comprar ropa.
“Solo quien quiere inspirar lástima, cuenta sus problemas en público”
Unnie Nana
Así como no es agradable que nos miren con lástima, ya que es evidente y somos conscientes, que quien nos mira desde esa óptica, lo hace desde un sentimiento de superioridad y esto nos rebela, no es menos cierto que la lástima hacia uno mismo es una desagradable sensación, ya que nos quedamos integrados en los propios problemas o en los fracasos sin lograr ver una salida, convirtiéndose en un sentimiento de autocompasión que estanca y como escribió alguien “….la autocompasión es el arte de lamerse las heridas”, pero también permite una observación sin juicio ni crítica para actuar en pro de merecernos algo mejor.
“Si actúas como una víctima, te tratarán como tal”
Paulo Coelho
Se puede hacer referencia también al hecho, que en las diferentes religiones y detalles de la evolución cristiana, se tiene que sus enseñanzas han tenido un sesgo “lastimero”, que las instrucciones han sido inclinadas a sembrar en sus adeptos, una actitud de lástima hacia nuestros semejantes, y si algo se debe tener claro es que no todas las circunstancias son para actuar bajo la lástima, sino debemos estar inclinados hacia el prójimo guiados por la compasión, el altruismo, el amor, que son sentimientos que nacen en el Alma, mientras que la lástima proviene del ego y actúa con manipulación y en beneficio propio, ¿por eso, actúas con lástima?, nada que ver; revuélcate en tu miseria que yo “sin lástima” continuo mi camino, porque la lástima es un sentimiento que puede atraparnos unos segundos, pero con fortaleza la abandonamos sin mayor trascendencia…..!..HASTA UNA NUEVA OPORTUNIDAD!