FREDDY RIERA – EL CANDIL – AÑO V – N° 229.-
“DEL MISMO MODO COMO UN PADRE PSICÓPATA MALTRATA A SUS HIJOS Y TERMINA ABANDONÁNDOLOS, ASÍ MISMO, EL ESTADO SOCIALISTA CASTIGA E IGNORA A SUS CAMARADAS”
Un menor de edad es aquella persona que no tiene todavía plena capacidad de obrar por sí mismo.
Por tanto, un menor de edad, en una sociedad libre, permanece bajo la tutela de sus padres, quienes tienen el derecho de tomar decisiones por encima de su propia opinión o parecer.
Para el socialismo, no existe esa diferenciación. El estado asume la potestad de todos, aunque el individuo tenga 100 años. Es decir, el estado socialista se apropia de la voluntad de todos como si fuesen párvulos.
El estado decide cuales alimentos comerán, cuales vestidos, donde y como vivirán, a donde podrán viajar, como y cuando. El estado decidirá cuando procrear y cuantos hijos se podrán parir. Impondrá su doctrina y castigará cualquier disidencia, de la misma forma que un padre castigador humilla a sus crías.
Las decisiones que corresponden al individuo en una sociedad libre son secuestradas en un estado colectivista, donde el individuo solo tiene que bajar la cabeza. Su misión de vida es limitada a respirar, comer, defecar y obedecer. El instinto básico humano de crear, producir y modificar su entorno en libertad para su propio bienestar es suprimido. Es lo que yo llamo: socialismo contra natura.
El socialismo adoctrina a los camaradas como si fueran niños sin capacidad para razonar ni decidir. La máxima del colectivismo es:” El bien común está por encima del bienestar individual”; razonamiento absurdo, ya que para llegar a lo colectivo hay que pasar primero por lo individual.
Imaginemos al pueblo cubano, quienes por más de 60 años han sido obligados a soportar un sistema que les impide generar los bienes de subsistencia por sus propios medios, en el cual se los obliga a depender de las decisiones del régimen, y donde el castrismo ha tomado el control de sus vidas aplicando el terror; imaginemos su estado de ostracismo, impotencia y frustración. Eso ha hecho girones su voluntad de cambio. No tienen como, no pueden levantarse y decir ¡basta!
Al final el estado socialista, del mismo modo como un padre psicópata maltrata a sus hijos y termina abandonándolos, así mismo, el estado socialista castiga e ignora a sus camaradas.
Una vez que el estado colectivista logra la sumisión y postración del pueblo, el estado victimario llega a extremos tales como el abandono de toda responsabilidad prometida.
Entonces reduce sus acciones únicamente a mantener a sus víctimas bajo un régimen de secuestro y de vigilancia permanente; deja sus hijos a merced de los elementos naturales, en la pobreza extrema, sin recursos y dependientes de la caridad estadal.
Ese es el camino por el cual transitan Nicaragua y Venezuela. Países conducidos deliberadamente a la miseria por una banda de psicópatas.
Afortunadamente, por más que esos criminales psicópatas de ideología comunista, traten de exterminar todo intento de sublevación, siempre habrá una semilla con el germen de la libertad en la mente de los hombres de espíritu libre, condición esta que es innata en el ser humano.
Los venezolanos no doblegaremos nuestra voluntad. Los venezolanos tenemos carácter y capacidad para obrar por nosotros mismos, no queremos el castrismo castrante, no queremos chavismo, ni madurismo, ni foro de Sao Paulo, ni socialdemocracia, ni populismo.
Queremos un sistema de libertades con responsabilidad, donde cada quien se haga responsable de sí mismo, y el estado sea un protector de la propiedad privada, que responda a sus intereses, a los intereses de quienes producen riqueza.
No queremos políticos sinvergüenzas que nunca ha producido algo, y vengan a crear leyes absurdas para limitar y penalizar la libertad de generar bienestar y desarrollo.
¡Libertad, libertad! Bajo los principios del pensamiento liberal clásico. ¡Libertad! Valor humano, el cual, por ser de origen divino, jamás será vencido.
Freddy Riera
Economista venezolano en el exilio. Consultor e instructor en logística de abastecimiento y cadena de suministros. Editor de El Candil