ÁLVARO RAMÍREZ – EL CANDIL – AÑO V – N° 218.-
Escuchando una entrevista seria a un comediante sobre aspectos de su vida privada, este respondía sobre uno de los momentos difíciles como padre.
Contestaba que fue en la época cuando su niña había llegado a la juventud, alrededor de los 15 años. Cuando tuvo su primer pretendiente. Para El, como papá, fue traumático ver que el joven tenía unas características que no juzgaba convenientes, y eso lo llevó a recurrir a una treta de amedrentamiento oculto para espantárselo.
Esta semana también presencié el debate tormentoso en vivo sobre la legalización de la comercialización de la marihuana, en Colombia, donde el porte de la dosis personal es legal ya hace años, no así la comercialización. Eso si la propuesta contempla que no se permita la comercialización a menores de edad y en instituciones educativa como universidades. Ni más faltaba.
También leía los comentarios de un personaje público que decía darle gracias a Dios porque sus padres cuando él tenía 8 años no le hicieron caso en sus deseos de ser un pirata con parche y mano de gancho, para lo cual pedía que le sacaran un ojo y sus padres se opusieron. Este comentario se produjo a raíz del caso de una joven artista que reclamaba a quienes la criticaban por respetar a su hijo el deseo de ser del sexo femenino a los 7 años y veía con buenos ojos iniciarle el respectivo tratamiento.
Los tres casos hoy de no aceptarse significan un irrespeto a los niños y limitaciones al libre desarrollo de la personalidad.
Como con cualquier tema relacionado con derechos, deseos, y libre albedrio, no me cabe duda que con mis descripciones pudiera generarse opiniones y hasta reacciones polarizadas.
Creo que casi siempre en estos temas asociados se nos olvida que los niños son el «equipo» más complejo que puede existir y viene sin instrucciones. Sin embargo, cada quien al tener uno se considera un experto graduado en el tema.
De allí que como en el arte, cada obra tenga diferentes interpretaciones.
Hoy es normal y casi que se ha convertido en motivo de burlas y hasta material para comediantes, la formación que se daba a los hijos en pasado, no tan lejano y en general ese conjunto de normas y reglas aceptadas anteriormente.
El uso de mecanismos de castigo físico, la asignación de tareas, la vestimenta y presentación física, los medios de reforzar valores, la relación padres hijos, la de mayores con menores y de familiares allegados de generaciones anteriores con los niños en formación, son fácilmente rechazadas hoy y caracterizadas como anacrónicas y fácilmente motivo de invitar a generar hasta sentimientos de culpa.
En generaciones anteriores probablemente con un desarrollo bastante limitado de las comunicaciones, se aceptaba un perfil de formación y comportamiento a adoptar que se convertían en el “uso y costumbre”. Ese uso y costumbre en muchos casos tenía base en tradiciones y creencias religiosas que se pasaban de generación en generación y se traducían en normas y reglas sociales que hacían reprobables los comportamientos que las violaran. La formación de los hijos por tanto estaba enmarcada en ese conjunto de normas.
Como contraste, en medio de una polarización como ya es costumbre en nuestras sociedades, las generaciones mayores defienden su visión y metodología de formación de sus descendientes, como parte integral de su esquema de transmisión de valores. Hasta objeto de debates en congreso han sido, al tratar de legislar sobre cambios.
Sin entrar en juicios para asignar “la razón” es tentador tratar de analizar un poco la situación y diferencias en la labor de los padres frente a sus hijos en el pasado y hoy.
Entre aspectos que sin duda ha enmarcado la indudable evolución con el paso del tiempo, pudiéramos considerar el desarrollo en las comunicaciones. La inmediatez en el conocimiento de cualquier acción alrededor del mundo ha sido un salto cuántico en pocos años.
Otro aspecto importante es que al aumentar la información hay una mayor oportunidad de analizar decisiones o forma de actuar a la luz de circunstancias cambiantes o no. Esto incluye el mayor desarrollo del sentido crítico y la oportunidad de profundizar análisis, inclusive científicos en cualquier campo. (15 años: Porque no se le puede practicar la eutanasia a mi abuelita si está sufriendo).
La oportunidad de lograr cambios por la suma de opiniones y voluntades alrededor de un tema, impulsando de esta manera cambios en la legislación y en las regulaciones. (La mayoría desea eliminar la restricción de menores en la calle después de medianoche).
El desarrollo, desde temprana edad, de la curiosidad por los eventos alrededor que le impactan, a partir de la información disponible en las redes, y posibles motivaciones de los padres, y allegados. ¿Por Qué? como motor de búsqueda, cuestionamiento y desarrollo del sentido crítico. (7 años: ¿Por qué debo ir a misa los domingos?).
Los ejemplos abundan de esos cuestionamientos y propuestas de cambio: Desde la indumentaria, la moda, los comportamientos sociales, hasta los relacionados directamente con la supervivencia y aumento del promedio de vida relacionados o no con la Medicina. (20 años: ¿porque no se puede usar sustancias, pero si alcohol?).
Como aspectos limitantes o barrera de contención de algunos cambios, además del uso y costumbre (Ej de la alimentación donde las mayorías pudieran ser reacias a cambiar los hábitos alimenticios a pesar de soportes científicos), se encuentran las creencias religiosas arraigadas, (¿Excomunión?), relaciones profesionales de conveniencia, (Si no consumes alcohol , no te veo carrera en relaciones públicas), la educación (Si no me certifico no puedo ejercer mi actividad), y por qué no decirlo, la dependencia económica que obliga (si no trabajo 40 horas semanales no puedo alcanzar a cubrir mis necesidades).
Es innegable que, en pasadas generaciones, con la utilización de normativas plenamente aceptadas, la formación de los descendientes era un proceso no necesariamente traumático, y con un manejo normal de los valores de respeto y escucha, y comprensión, producía los resultados esperados en gran parte de los casos.
Sin embargo, no podemos como padres de generaciones anteriores buscar que hoy en día se siga las mismas reglas o uso y costumbre. Hoy los padres se enfrentan a situaciones de difícil manejo considerando el entorno en que se mueven en ese rol.
Nuestros hijos muy probablemente no podrán educar a sus hijos bajo la misma egida que ellos fueron criados. La ley ha ocupado muchos espacios anteriormente no imaginados. Un ejemplo claro es conceptual: Los niños deben ser protegidos de sus padres.
Este enfoque, impensable anteriormente porque pudiera ser considerado una negación de los sentimientos y amor paternal, rige el comportamiento de los niños.
Un objetivo en cualquier escuela hoy es que los niños conozcan el número del teléfono al cual llamar si es maltratado por sus padres.
Como podemos ver la situación no es fácil para nuestros hijos en la crianza de los suyos. ¿Cuáles podrían ser elementos para considerar?
Es imperante salir airoso del reto. La penalización es muy grande. O Vivir toda una vida de sufrimiento por soluciones no aceptadas, o terminar con la unión y armonía familiar.
No hay una vía diferente a la negociación. Como adulto, tratar de entender las motivaciones visibles de los hijos y aquellas desconocidas, como pueden ser sus relaciones con compañeros. Mantenerse actualizados con las situaciones de preocupación (o despreocupaciones) de las nuevas generaciones.
Debemos seguir sembrando valores. Es muy importante que encontremos en cada caso la mejor forma de hacerlo, además del ejemplo.
No olvidar que para cada generación es muy importante el éxito de la generación que forma, no solo por la necesidad de sentir el orgullo de padre sino por trascender con el aporte que debemos dejar cada uno hacia una sociedad cada vez mejor.
Álvaro Ramírez
Ingeniero Industrial con entrenamiento en USA, England, Holland, UCLA, Penn State y Michigan. Gerente de logística de bienes y servicios operaciones y proyectos en Shell de Venezuela, Petróleos de Venezuela, S.A. (PDVSA), Petroquímica de Venezuela, S.A. (PEQUIVEN), BARIVEN, y Canadian Oíl Company de Colombia. SEO PROCURAMOS, proyectos, consultoría y asesoramiento internacional.