NERVIS NAVA – EL CANDIL – AÑO IV – N° 171
“Tengo miedo, siento miedo” pero… ¿qué o por qué se puede generar esa emoción, que sin lugar a dudas, es una de las más paralizantes que puede afectar al ser humano?
Se considera que el “miedo” es una sensación de angustia por la presencia de un peligro real o imaginario, un sentimiento de desconfianza, y un esquema cerebral de adaptación al entorno que constituye un mecanismo de supervivencia y de defensa, que permite responder a situaciones adversas con rapidez, y si lo consideramos en ese sentido, resulta normal y beneficioso; sin embargo, al verlo como un sentimiento de desconfianza al pensar que algo negativo – real o imaginario- va a suceder, el “miedo” se torna en una amenaza, por cuanto es una emoción desagradable, llena de ansiedad, que deriva en angustia, insomnio, ataques de ansiedad, pérdida de confianza, entre otros malestares.
“Solo puede ser intrépido quien conoce el miedo, pero lo supera quien ve el abismo con orgullo”
Nietzsche
El filósofo Sófocles afirmó que “para quien tiene miedo, todo son ruidos”, siendo que el “miedo” es un mecanismo de defensa ante la percepción de un peligro – real o imaginario- que provoca sensaciones muy intensas y desagradables; es de hecho, una emoción primaria que nos alerta de una posible amenaza indicándonos a tomar alguna medida de protección; por lo tanto el objetivo principal del “miedo” es ponernos a salvo, pero convirtiéndose en un problema cuando persiste y nos incapacita, lo que implica que el miedo no solo está presente cuando se percibe una amenaza real, sino cuando se imagina una situación que podría representar un peligro, y obviamente nuestra capacidad para anticipar un peligro nos permite tomar medidas para evitarlo y ponernos a salvo, lo que hace que en ocasiones los miedos sean racionales y comprensibles.
Sin embargo, también existen los miedos irracionales, que se pueden identificar cuando la actitud o respuesta ante el “miedo” es algo desproporcionado ante el peligro, siendo ejemplo de ello las fobias, donde una persona, ante un momento particular que no representa un peligro o amenaza real para su vida, su miedo la lleva a magnificarla o exagerarla.
“El miedo es ese pequeño cuarto oscuro, donde los negativos son revelados”
Michael Pritchard
La raíz del miedo que se despierta con el recuerdo de un hecho vivido y aunque no exista la menor posibilidad de que se repita, son situaciones que se encuentran en el inconsciente, siendo muy difícil de eliminar y en ocasiones se activa con el solo hecho de hacer una pequeña referencia verbal y para ello es necesario el tratamiento con técnicas de hipnosis que permitan acceder a los recuerdos negativos del pasado, grabados en el cerebro y liberarnos de ello y la carga emocional que representa.
En estas situaciones el miedo resulta incapacitante, llevando a las personas a presentar cuadros de pánico; así puede darse el caso de que aun cuando el miedo es una emoción y una reacción natural y muy común, el mismo se puede presentar, aunque no haya amenaza real, y generalmente son fobias que han sido infundadas desde una temprana edad en el niño, y pueden ser tratadas psicológicamente, para ser superadas.
Otro aspecto del miedo que puede presentar una persona es la ansiedad que aparece frente a una situación en la que se manifiestan diferentes síntomas físicos, psicológicos o conductuales que alteran totalmente el comportamiento; entre lo que se puede mencionar, pensamientos distorsionados y desproporcionados ante los cuales se presenta una respiración anormal, aceleración de los latidos cardíacos, intolerancia a la aceptación de ayuda exterior y una paralización en su rutina habitual.
También se tiene el hecho de que existe una relación entre el miedo, la inseguridad y la baja autoestima, que es un círculo vicioso, convirtiendo al afectado en una persona que siente que los hechos la desbordan, sintiéndose débil y agotada psicológicamente, incluso afectan su actitud por lo que evita ir a determinados lugares, hacer planes junto a otras personas, por el hecho de no exponerse a los estímulos que esas situaciones pueden provocarle, produciéndose un bloqueo interior y una paralización.
“Nada es más despreciable que el respeto basado en el miedo”
Albert Camus
Es innegable el hecho de que pueden presentarse situaciones en la vida de una persona que literalmente la fraccionan en un “antes” y un “después”, dejándola en una inestabilidad emocional propensa a sufrir crisis de miedo, necesitando de apoyo psicológico para su estabilidad y superación; y todo ello pasa por la voluntad y decisión de la persona afectada para darle vuelta a la página. Dentro de este proceso se tiene el crecimiento espiritual y el control emocional, a través de los cuales la persona encuentra el apoyo necesario en sus momentos difíciles. Así mismo resulta de gran importancia de acuerdo a la PNL el lenguaje utilizado en el crecimiento de los niños, a través del cual se va programando su sistema emocional, porque indudablemente al ser el “miedo” una emoción, la forma en que sea tratado el ser humano en su proceso de crecimiento, lo afectará en su etapa adulta.
Otro aspecto a considerar es, por ejemplo, lo que, dentro de las enseñanzas budistas e hinduistas, nos dicen que el ser humano está constituido por los “chakras”, que vienen a ser los nodos principales del sistema energético, siendo los encargados del sistema emocional y de cuyo buen funcionamiento dependemos emocionalmente, y es lo que nos garantiza tener una vida encaminada hacia un propósito de existencia, sin “miedos” que lo afecten para no encontrarse nadando contra corriente.
Por ejemplo, se tiene el “plexo solar” ubicado en el abdomen, y cuya función es enviar mensajes al cerebro, teniendo que ver biológicamente con el funcionamiento de la vesícula, el intestino delgado y el centro de la columna; siendo el encargado de la energía emocional y el centro de la personalidad, rigiendo la forma de aproximarnos al mundo exterior y cómo interactuamos con las demás personas, siendo el centro de la personalidad, así como también inclina nuestra voluntad y el sentido de coordinación para sembrar lazos emocionales duraderos, permitiendo alcanzar la madurez emocional, haciéndonos responsables de nuestros actos, de las relaciones con nosotros y con los demás.
“El hombre valiente no es el que no siente miedo, sino aquel que lo conquista”
Nelson Mandela
Todos conocemos cuando sufrimos de miedo, porque nuestra actitud se ve limitada, y generalmente sabemos cuándo estamos frente una crisis de miedo, porque al llegar esas señales al cerebro, fisiológicamente el cuerpo responde de muchas formas como por ejemplo, una timidez excesiva, estrés, no somos capaces de hacer esfuerzos y mantener una disciplina para alcanzar proyectos, fácilmente se puede caer en una depresión; existen problemas de concentración e hipersensibilidad a la críticas; así también se manifiestan las úlceras en el estómago y la incapacidad para reconocer y seguir intuiciones, teniendo problemas para juzgar cualquier situación, apatía y falta de ambición, sin olvidarnos del miedo a la soledad.
“El miedo corrompe la inteligencia y es una de las causas de la egolatría”
Juddi Krishnamurti
Las situaciones que pueden provocar el miedo son muy variadas, e independientemente que las causas puedan ser reales o imaginarias, es de vital importancia para el ser humano, aprender a manejar y controlar nuestro sistema emocional, para evitar que nuestra fantasía se desboque imaginando todos los problemas que podrían ocurrir bajo determinadas circunstancias; así como también, alimentar una vida espiritual donde encontrar la FÉ Y la Fortaleza para rebasar el “miedo” ¡..HASTA UNA NUEVA OPORTUNIDAD..!
El famoso Plexo Solar!
El miedo es una reacción que nos pone sobre aviso y que bien canalizada puede hasta salvarnos la vida. Excelente tema, excelente artículo