Valores supremos. La corrupción y los corruptos.

VALORES – ALVARO RAMÍREZ – EL CANDIL – AÑO III – N° 117.

Esta mañana me desperté con algo que me hizo renacer el optimismo. Un video producido por un grupo de niños no mayores de 14 años, estudiantes de un colegio que admiro por su organización, premio al esfuerzo y enseñanza de valores, dedicado a sus madres, con fotografías y mensajes que reflejan su amor mutuo.

En ese momento y pensando en el tema general que ocupa esta columna como es el de VALORES me pregunté si hay un VALOR supremo que la mayoría de los seres humanos posean casi que instintivamente y que sea capaz de mover el mundo. Creo que lo encontré: EL AMOR MUTUO, MADRE HIJO,  aunque hasta ese, sufre embates a lo largo de la vida, por las circunstancias generadas por la mala “alimentación” del alma.

De todos los animales de la tierra, el ser humano es el que nace y permanece mayor tiempo desvalido. Con el paso de los años va tomando su lugar como rey de la creación. (y hasta pretende ejercer ese derecho, destruyendo el mundo que lo cobija, aunque este es tema para otro artículo).

Ese animal, mientras dura su dependencia vital, desarrolla un lazo de amor muy fuerte con el ser que le dio la vida y le permite sobrevivir. A su vez la madre, al hacerse consciente de su capacidad de dar vida y proteger a otro ser humano desde sus entrañas, también desarrolla un lazo de amor y este sí, prácticamente indestructible a lo largo de lo que le quede de vida. Con el paso de los primeros años y casi por instinto también, el ser humano desarrolla otro de los valores perdurables en la vida, el del ejercicio del derecho de propiedad. Una de las palabras que primero aprende es “mío”. Estos dos VALORES el del amor a la madre y el del placer de ejercer el poder sobre “su propiedad”, lo marcan por el resto de la vida.

Son clásicos los memes que circulan por las redes ilustrando las reacciones de los bebes cuando “alguien” incluido su padre, tratan de quitarle a “su” madre, así como las reacciones de una madre cuando alguien trata de hacerle algo a “su hijo”.

También desde esas etapas tempranas el ser humano trata de ampliar su derecho a ejercer poder sobre “bienes” que no le pertenecen. Juguetes y otros seres humanos son el objeto de sus deseos de ejercer su poder de propiedad. ¿Podríamos asegurar entonces que esta es la semilla y por tanto es genética la corrupción en los seres humanos? Enfáticamente NO.

La corrupción es cultural y depende de otros valores que son los que moldean los valores básicos y que son “alimentados” al ser humano a medida que se desarrolla, bien sea por los seres que lo forman o por la influencia del medio en el cual crece y del cual percibe ejemplos. 

El respeto por los derechos de otros es un ejemplo de VALOR moldeador que hace que el ser humano empiece a entender que no hay valor absoluto que esté por encima de los derechos de los demás. ¿Les suena familiar el impacto que representa la reacción de los padres cuando un niño aparece con un juguete que no es suyo? ¿O cuando un joven seduce a la novia o novio de su amigo? ¿O abre la cartera de su abuela y extrae dinero?  ¿Ese niño es “vivo” para sus padres y amigos de la familia? ¿O es “abusador”?

La influencia de lo que le alimentan los padres formadores y el medio que lo rodea, son vitales para el ser humano y en general para la sociedad toda de la cual forma parte. ¿Estamos formando delincuentes o ciudadanos? 

La sociedad “entera” repudia la corrupción. ¿No es corrupción mal formar ciudadanos y robarle a la sociedad un individuo que puede producir, para entregarle uno que va a quitarle en forma abusiva, derechos a otros y hacer daño a la comunidad? ¿Estamos diciendo que los padres son los únicos culpables que haya corruptos en nuestras sociedades?  categóricamente NO.

Cada vez es más difícil la labor de padres honestos, luchando por formar hijos rectos cuando el medio y la sociedad en que se desenvuelven premia contravalores.  La sociedad toda es la culpable de tener individuos corruptos en su seno. ¿Que premia una sociedad? ¿El trabajo o la viveza? ¿El poseer bienes y beneficios indiferentemente del método usado para adquirirlos? ¿El resultado obtenido, sin analizar los medios empleados para obtenerlo? ¿El ejercicio de derechos sin deberes? ¿El estudio y la disciplina o los “golpes de suerte” y los “talentos” naturales? ¿La inversión con réditos inmediatos? ¿O la inversión a mediano y largo plazo, como la educación, la disciplina, el esfuerzo continuado y el tesón?

Me causaba sentimientos encontrados de risa y tristeza, una joven en medio de un bloqueo que no permitía a los demás ir a trabajar con un cartel indicando su indignación y deseo de castigo a los “corruptos”. ¿Acaso no es corrupción pasar por encima de los derechos de los demás para lograr mis objetivos? ¿Acaso no es corrupción tratar de imponer a los demás por la fuerza “mis” objetivos? ¿Acaso no es corrupción chantajear a los demás con el uso de la fuerza para imponerles mis deseos?  ¿Quién piensa así, es el mismo que protesta porque a su hijo le hacen “bulling “en la escuela?  ¿O le ofrece dinero al policía porque iba tarde y se pasó una luz roja? ¿O el estudiante de derecho o abogado que dilata un proceso para que venzan los términos? ¿O el periodista que explota la tristeza del más desvalido y sus lágrimas, luciéndose, haciéndole preguntas que reflejan a las claras su “opinión” para un programa de “información objetiva y veraz”? ¿O quien quiere una jubilación “decente” tratando de aportar lo mínimo y en el menor número de semanas? ¿O quien pretende que tiene derecho a la jubilación trabajando solo 4 años? ¿O quien pretende que tiene derecho a que promuevan a su hijo, aunque no haya cumplido el programa académico?  ¿O quien mete una tutela para obligar a alguien, con la ayuda de un juez complaciente? ¿O quien cree que no tiene la obligación de hacer colas o esperar un turno? ¿Para entender estos ejemplos de incongruencias y doble moral se necesitan leyes? O VALORES en la mayoría? Me viene a la memoria el caso de un “Sr” que llegó tarde a una marcha contra la corrupción, porque se demoró “ofreciéndole algo a un policía” para evitar el comparendo por estar mal estacionado.

¿Cómo está compuesta nuestra sociedad? ¿Los descritos en el párrafo anterior son la mayoría, o la minoría?  ¿Y si son la minoría, que hace la mayoría?

Recuerdo algunos hechos que ilustran un poco sobre los “liderazgos” aceptados por nuestras sociedades y que muestran el deterioro de valores que estamos tratando de cultivar en nuevas generaciones, para obtener objetivos particulares a costa de poner en peligro la supervivencia como sociedad.  Uno de esos líderes en alguna oportunidad decía ¿“porque no va a robar el oficinista si roba el jefe?” Otro decía a propósito de la corrupción: “no somos suizos”. Otro: (presidente por cierto) “Quien no tiene, tiene derecho a robar”

Un amigo me decía en alguna oportunidad que el problema era que había tres “bobos” trabajando (llamando bobo como se tiende a cultivar en la “sabiduría popular”, a quien trabaja honestamente), y un vivo que vivía de ellos. Uno de los bobos se dio cuenta y se volvió vivo. Eran dos vivos viviendo de dos bobos. El problema vino cuando otro de los bobos se dio cuenta y quiso también ser vivo. Se rompió el balance porque es imposible que tres vivos vivan de un bobo que trabaje.

¿Estaremos en nuestras sociedades en ese nivel de deterioro? ¿Somos una sociedad de “vivos”? ¿No pareciera que ya hay más “vivos” de los que una sociedad honesta puede soportar? ¿Seguimos formando “Vivos”?  ¿Cada “vivo” que se jubile con trampas o inmerecidamente, o tenga varias jubilaciones, sin haber trabajado suficiente u honestamente, tendrá suficientes “bobos” que le paguen su sostenimiento?  ¿Si no creemos en el valor del capital para generar bienestar y solo creemos en el trabajo, cada quien, a cuantos jubilados debe mantener con su trabajo? ¿Ud. está manteniendo a los que le corresponde?

Un amigo me decía, seamos realistas, no vivimos en una sociedad de “ángeles” y tiene razón. No podemos pretender que eliminemos los jueces, porque no hay diferencias o delincuentes. Que eliminemos la policía porque todo el mundo se porta bien. Que no apliquemos elementos disuasivos porque los ciudadanos no necesitan ser convencidos de portarse bien.

Pero si los “buenos somos más” como dicen los carteles, vamos a tener que hacer algo para neutralizarlos produciendo antídotos antes que, en forma de campañas publicitarias, mala prensa, declaraciones rimbombantes, manejo de léxico engañoso y hechos delincuenciales premiados, la “viveza” también alcance a grupos de jóvenes como los que me llevaron a escribir esta columna con el optimismo que podemos lograrlo.

PARA SOBREVIVIR, NUESTRA SOCIEDAD DEBE ENCONTRAR LOS MECANISMOS PARA NEUTRALIZAR LA SIEMBRA DE CONTRAVALORES QUE LA ENVENENA Y LA PROYECTA EN EL MUNDO COMO CORRUPTOS, VIOLENTOS, TRAFICANTES, DESHONESTOS… EN FIN, “VIVOS”.

Bogotá-Colombia.

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