ÁLVARO RAMÍREZ – EL CANDIL – AÑO V – N° 212.-
En estos días recordaba la intervención a fines del año pasado de un nuevo presidente latinoamericano en un foro internacional, abogando por la conveniencia para los pueblos, de la eliminación de la ilegalidad del tráfico de drogas. Sin significar que esté de acuerdo con su intervención habida cuenta que en la misma justificaba un golpe de estado de otro presidente latinoamericano de sus simpatías, por haber sido sometido a “acoso político”, es para pensar, su afirmación de fácil venta entre la mayoría de los ciudadanos: “La lucha contra las drogas ha fracasado”. Por otro lado, y en estas dos últimas semanas especialmente, se ha hecho alarmante para la población, las noticias de la muerte de jóvenes y niños asociada al consumo de “fentanilo”, la mayoría de ellos en forma accidental, por el mal uso y tráfico de las drogas. Oyendo la argumentación y las noticias, pensaba en la cantidad de hechos asociados al mantenimiento de algunos “vicios”.
Sin embargo, la visión general, la que contempla además del libre albedrio, la salud individual y el impacto en el colectivo, además de la economía, ¿cómo se introducen en una ecuación para la toma de decisiones sobre la legalización?
En cuanto al “libre albedrio”. Efectivamente el ser humano debe hacerse responsable por sus propias decisiones adoptando las consecuencias de sus actos. Es algo que debe promoverse en la misma forma que se lucha por la libertad.
Si apreciamos la salud, y consideramos la utilización de sustancias nocivas, debemos propender a que quien sufre problemas como consecuencia de su decisión de utilizarlas, podría considerarse un problema individual. Sin embargo, inmediatamente debemos considerar que un problema de salud individual se convierte en colectivo. El desenvolverse bajo la influencia de productos nocivos para la salud o que alteran el comportamiento, es el origen de cantidad de muertes de personas inocentes. También el consumo de productos nocivos es una “carga” para la sociedad, bien sea por la necesidad de buscarle solución, pero también porque priva a la sociedad de la capacidad de aporte de todos sus miembros en la búsqueda del crecimiento como comunidad. Este aspecto, por tanto, no contribuye positivamente a la decisión de legalizar el uso de sustancias amenaza para la salud.
En el aspecto económico. Es probable que económicamente el atractivo de negocio ilegal para algunos actores se pierda, se reduzcan precios, se gane en impuestos, pero además se disminuya la posibilidad de horadar las instituciones y de sustentar una corrupción generalizada alrededor de la riqueza “barata”, que hoy representa solo para algunos, el tráfico. Es quitarles a esos actores oportunidades. Sin embargo y como la otra cara de la moneda, cuantas comunidades, pueblos, ciudades, estados y hasta países pueden darse el lujo de lo que hoy les representa el comercio ilícito para su supervivencia. ¿Cuál es el impacto de la “economía” ilegal en muchas comunidades? Cuantas comunidades viven de la siembra, trafico, del contrabando de productos asociados, de la persecución y de la capacidad de compra del dinero producto de la comercialización ilegal de la droga. Será posible que de un momento a otro se pueda proclamar la legalidad y todas las hectáreas sembradas pierdan su atractivo, se derrumbe el precio de la tierra, todas las instituciones y empleados dedicados a la persecución de las sustancias y el lavado se vayan a sus casas sin trabajo legal, la banca disminuya su capacidad crediticia ante la falta de inyección de capitales legalizados… en fin, ¿deje de formar parte de la economía ese aporte al producto interno bruto que significa todo el dinero que circula en efectivo o sin trazas?
OEA (DOCUMENTOS OFICIALES ISBN 9780827060036)
- En cuanto al tamaño total de los mercados de las drogas ilícitas, las últimas estimaciones de la ONU indican que las ventas minoristas pueden llegar a unos $320.000 millones, o 0,9% del PIB. Otras estimaciones son más bajas.
Como diría el orador, ¿arrebatarles la riqueza a los traficantes? ¿Será posible? ¿Solo con un decreto, declarándolo no delito? ¿Qué inversión se requiere? ¿Solo conversaciones con quienes hoy manejan el tráfico y su equivalente en dinero? ¿Es realista en 1, 2, 3… cuantos años?
Finalmente hay otro aspecto y es el asociado con aspectos muy importantes, aunque a algunos pudiera parecerles intangibles. Los relacionados con la moral y ética.
Organización Mundial de la Salud (OMS)
13.11.2020
- El 9 de noviembre del 2020 habían muerto 1,2 millones de personas por COVID19
- Según la OMS el número de muertos por el consumo de alcohol sería de 3 millones cada año
31.05.2022
- Cada año, la industria tabacalera cuesta al mundo más de 8 millones de vidas humanas, 600 millones de árboles, 200 000 hectáreas de tierra y 22 000 millones de toneladas de agua, y genera 84 millones de toneladas de CO2.
La percepción sobre el bien y el mal asociado a la ética partiendo de la sociedad. Un aspecto es el asociado a los productos nocivos y la salud de sus consumidores. El más grave posiblemente es el relacionado con el daño causado a otros y eso conduce a dos términos asociados al problema, dignos de analizar por la forma tendenciosa o no, en que se pueden utilizar al analizar y exponer la situación de consumo: VICIO y ADICCION.
- Vicio: conducta perjudicial que se considera reprobable desde el punto de vista moral (RAE, 2015). Esta definición se relaciona con la idiosincrasia cultural, la definición colectiva de lo que está bien o mal, con el establecimiento de lo que son las conductas “normales vs raras”.
- Adicción: dependencia de sustancias o actividades nocivas para la salud o el equilibrio psíquico (RAE, 2015). La adicción anula a la persona hasta el punto de cambiarla por completo y perjudicar las áreas psicológicas, biológicas y sociales del individuo.
Las definiciones son claras, sin embargo, a la hora de adoptar posiciones respecto a la legalización del comercio de sustancias, la generalización se presta para ser acomodaticia. Si bien una adicción puede causar comportamientos irresponsables, no todo consumo pudiera decirse es adicción y por tanto libre de responsabilidad y el consumidor merecedor de exculpación y compasión por su enfermedad. Ejemplo: El licor. De comercialización licita, susceptible de carga impositiva, controles de calidad y libre consumo. Puede haber muchos adictos. Pero no todos los causantes de muertes por conducir en estado de ebriedad son adictos. ¿Son Viciosos? ¿Irresponsables dignos del juicio de la sociedad y no de su comprensión y permisividad? El tabaquismo, es de comercialización y consumo legal, sin embargo, es totalmente condenable que se induzca a menores a su adopción. En el caso de los productos de utilización y comercialización de productos médicos, su utilización y prescripción irresponsable debe ser enjuiciada y en caso de adición verdadera, tratada y seguida.
El reto es, por decir lo menos, interesante y no ciertamente de cambio un día para otro, con solo la firma de una ley, o la declaración de ilegalidad y persecución en los países de mayor consumo. Seria por decir lo menos irresponsable, intentar hacerlo de esta manera. Es de complejidad, la superación de los impactos económicos al convertir una sustancia considerablemente rentable y contribuyente a la satisfacción de necesidades mínimas de algunos de sus actores, aunque a otros los haga absurdamente poderosos y de paso acabe con las instituciones, en una sustancia común y de la cual probablemente se incentive su consumo irresponsable, vicioso y de impacto negativo en inocentes. El otro aspecto además del económico es la solución a los problemas asociados al consumo irresponsable no adictivo, considerando nuevamente el impacto en vida de inocentes. Al declararse la legalidad de comercialización y consumo, de una sustancia nociva, debe contar con el tratamiento y la capacidad de dilucidar en forma sistemática y expedita con el juicio y apoyo de la sociedad, la diferencia entre su utilización viciosa y adicción. Probablemente un adicto a quien se le brinde la posibilidad de tratamiento y no la tome, tendría que ser tratado como vicioso responsable por sus acciones y obligado a resarcir, no como simplemente un usuario “recreativo”.
Como telón de fondo en estos tópicos, sigue estando la necesidad de la responsabilidad individual por las acciones, que se debe reforzar cada vez más.
Esta responsabilidad individual, por cierto, no solo es en el caso de las sustancias nocivas.
El ser humano en su libre albedrio puede luchar por un grado de libertad que le permita, si así lo decide, convertirse en esclavo.
Ejemplos tenemos en las dictaduras elegidas democráticamente en nuestro continente. ¿Como clasificar ese comportamiento? Vicio o.. adicción a buscar un mesías?
Álvaro Ramírez
Ingeniero Industrial con entrenamiento en USA, England, Holland, UCLA, Penn State y Michigan. Gerente de logística de bienes y servicios operaciones y proyectos en Shell de Venezuela, Petróleos de Venezuela, S.A. (PDVSA), Petroquímica de Venezuela, S.A. (PEQUIVEN), BARIVEN, y Canadian Oíl Company de Colombia. SEO PROCURAMOS, proyectos, consultoría y asesoramiento internacional.