Por Freddy Francisco Figueroa Chirinos

Dedicado a : Fidias Riera López, Kiko Ramírez Sánchez, Henry Chirinos Castro, Roger Herrera y Rafael Ysea M.
El temporal no solo era en Avaria, de donde venía el agua del Río. La gigantesca nube negra cargada de agua se centra sobre Pedregal, casi roza con la cruz que estaba en el techo del templo católico.
Empieza a ensombrecerse la bóveda celestial que cubre el pueblo. Los de edades avanzadas afirmaban que está lluvia era el “Cordonazo de San Francisco de Asís»; gotas grandes de agua, acompañadas de gruesos granizos era el “palo de agua” que caía.
«El río venia turbulento, arrasando todo lo que se atravesaba; animales desprevenidos, árboles y trozos de madera»
F. Figueroa
Los vecinos de las riberas del río aglomerados o en hileras lineales, pegados a las paredes de las casas viendo correr la corriente del río.
Otros preparados para enlazar animales comestibles arrastrados por el río. Se comienza a oír frases de alertas!!. “Se sale el río” !!!! Y se repite con insistencia.Ya pasó la marca del año pasado!!!…Avanza por las calles Comercio y adyacentes.
Es notable la fuerza y violencia hídrica. La magia del agua entretiene. El líquido hídrico, tiene elementos primigenios comunes para la vida, también esa fuerza y violencia nos la destroza en estas condiciones.
El ambiente es de alarma, gritos, mímicas, risas. El agua del río está entrando en la casa del Señor Polo Perozo. Vecinos solidarios corren a ofrecer ayuda.
El Señor Polo Perozo con ojos desorbitados se atraviesa para impedir el arrastre del equipo musical. Era la alegre rocola que desde un rincón de la cantina animaba el verbo de los clientes. Ahora era empujada por la fuerza del agua.
Este iluminado equipo de tamaño grotesco no cae al suelo como cualquier borracho. Se mantiene altiva, posición vertical, dando idea de dama enjoyada, cantando su despedida:»Ya me voy de esta tierra y adiós ../ Buscando el olvido al dejarte….” frase del “Cabeza de Hacha”, canción muy escuchada en esos años y se mantenía en el vientre de la rocola.
De nuevo la algarabía agarra impulso, los vecinos corren donde Polo Perozo diciéndole que mire hacia atrás y vea lo que busca salir de la casa. Era un vetusto y descolorido colchón que la fuerza hídrica e indomable empujaba. Esta agua no era franciscana y purificadora.
Era bravía, buscaba culpables del ecocidio que durante años se aplicaba en Avaria. Acabaron con la originaria vegetación y luego aplicaron técnicas inapropiadas agrícolas, y siembras a gran escala de un cultivo agotador del suelo: El maíz. Cosechas tras cosechas y la quema de “sobremesa”, las lluvias distanciadas. La capa vegetal perdía vitalidad y corría con el agua de los cerros al llover, dejando al descubierto piedras del subsuelo, que parecen crustáceos que vienen de las profundidades de la tierra.
Esta agua enloquecida arrastra ese conjunto de resortes, cubiertos, con una deshilachada tela , era un querido colchón, donde los esposos Perozo no solo pasaron momentos felices, también el corazón del comerciante Perozo descansaba plácidamente por la cercanía a una fuerte suma d dinero que había escondido entre los resortes del colchón.
Coro, Estado Falcón, Venezuela
29 de abril de 2.019

Que bien mi tocayo, reminiscencias de nuestro querido pueblo, lo leí varias veces, que nostalgia, un abrazo mi tocayo y felicitaciones por su escrito
Excelente ! Al rio Pedregal lo conoci cuando tenia 4 años de edad y me parecio inmenso ! jaja…Recuerdos de infancia…